Sala Russafa concluye su programación digital y la
temporada
Todos los veranos, el Centre Cultural i Docent d’Arts
Escèniques Sala Russafa baja el telón para preparar la siguiente temporada.
Y este año, el cierre lo ha marcado el fin de su ciclo ‘Teatro de Manta y
Sofá’, una programación digital de acceso gratuito que puso en marcha
a raíz de la declaración del estado de alarma y que ha supuesto una grata sorpresa
por el apoyo del público.
Ha sido el último acto de una temporada
atípica, que hasta marzo había supuesto un incremento de espectadores
gracias a la gran aceptación de propuestas como el ‘Ciclo de Compañías
Nacionales’, con obras como Orlando; o la campaña de Navidad, con Alicia en
Wonderland, el regreso; y el arranque del ‘Ciclo de Compañías
Valencianas’ con piezas como Chucho, El Pacte o La invasión de los
Bárbaros.
“Recuperarse después de una crisis siempre es
complicado. Nosotros aportamos la ilusión y el trabajo, pero tenemos que confiar en que la
situación sanitaria no empeore para que el público vuelva a llenar las
butacas”, admite Juan Carlos Garés, director del centro cultural gestionado por la
compañía valenciana Arden Producciones.
He aquí una de las razones para no reabrir por el
momento. “Habitualmente, el público de las artes escénicas en
verano busca otro tipo de propuestas, festivales al aire libre. No suele ser habitual que
acuda a un teatro cerrado y pensamos que todavía sería menos atractivo hacerlo en
estas circunstancias”, señala Garés.
Otra es que las funciones previstas para este mes de junio
formaban parte de la cancelada novena edición del Festival de Talleres de Teatro
Clásico, donde cada año se muestran los montajes de fin de curso de los
alumnos del área docente de Sala Russafa. “Al haber tenido que parar las clases, los
espectáculos no se han podido montar, así que esta temporada no puede celebrarse el
festival”, explica Garés, nombrando uno más de los efectos colaterales que ha
tenido la pandemia para el centro cultural, como la suspensión de los Premios del
Público de Sala Russafa, al no haberse podido implementar la programación
prevista durante la temporada ni, por tanto, las votaciones.
TRES MESES DE INTENSA ACTIVIDAD, PERO EN BAMBALINAS
Pese a que las puertas de Sala Russafa han permanecido
cerradas, la actividad ha sido intensa durante estos tres meses. “Había que
hacer todos los trámites para garantizar los puestos de trabajo del equipo, el propio
alquiler del local, labores administrativas y financieras, gestionar el cese de las clases…
pero también era necesario coordinarse con el sector, teníamos que unirnos para
hablar con las administraciones e intentar entre todos que no se hundiera la escena
valenciana”, señala Garés.
Para el productor y actor en Arden Producciones, además de
director del teatro de Ruzafa, una de las cosas positivas que han surgido de esta
situación es el mayor entendimiento y acercamiento entre los diferentes teatros privados de
la ciudad, así como con las compañías. “Esto ha servido,
además de para apoyarnos moralmente, para que todos visibilicemos nuestras propias
carencias, sepamos cuáles son los puntos débiles y tratemos de buscar
soluciones”, apunta.
En el caso de Sala Russafa, han preparado un plan b, toda
una estrategia de programación paralela, por si la situación sanitaria vuelve a
afectar a la actividad de los teatros.
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